La percepción somatosensorial es la capacidad de percibir sensaciones físicas a través de los receptores sensoriales ubicados en la piel, músculos, articulaciones y órganos internos del cuerpo. Estas sensaciones incluyen el tacto, la presión, la temperatura, el dolor y la propiocepción (la percepción de la posición y el movimiento del cuerpo).
El sistema somatosensorial se compone de receptores sensoriales especializados, como los corpúsculos táctiles, los corpúsculos de Pacini y los receptores del dolor, que envían información al sistema nervioso central para ser procesada y interpretada. Esta información es fundamental para la percepción del mundo exterior y para el control del cuerpo en el espacio.
La percepción somatosensorial juega un papel importante en diversas funciones del cuerpo, como el equilibrio, la coordinación motora, la detección de lesiones y la modulación de respuestas emocionales. Los trastornos en el sistema somatosensorial pueden producir alteraciones en la percepción del tacto, el dolor y la posición del cuerpo, lo que puede afectar la calidad de vida de las personas.
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