El ralentí, también conocido como marcha en vacío, se refiere al régimen de revoluciones al que un motor de combustión interna funciona cuando el vehículo está detenido o en punto muerto. En esta situación, el motor sigue funcionando para mantener en funcionamiento los sistemas auxiliares del vehículo, como el sistema de dirección asistida, el sistema de frenos, el sistema de carga de la batería, entre otros.
El régimen de ralentí puede variar dependiendo del vehículo y del tipo de motor. En vehículos modernos, con motores de inyección electrónica, el ralentí suele oscilar entre las 600 y 1000 revoluciones por minuto (RPM).
El objetivo del ralentí es mantener el motor en funcionamiento sin mover el vehículo, proporcionando la energía necesaria para los sistemas auxiliares. Durante el ralentí, el motor trabaja con una carga mínima y por lo tanto, consume una cantidad mínima de combustible.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que el ralentí prolongado puede traer algunos inconvenientes. Aunque el motor consume menos combustible en ralentí que en marcha, sigue consumiendo cierta cantidad de combustible. Además, el ralentí prolongado puede provocar un desgaste innecesario en algunas partes del motor, como las bujías, así como la acumulación de depósitos de carbono en las válvulas de admisión.
Por lo tanto, se recomienda evitar un ralentí prolongado y apagar el motor cuando el vehículo esté detenido por un tiempo considerable, como en semáforos o en situaciones de espera. Esto contribuirá al ahorro de combustible y a la reducción de emisiones contaminantes.
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