Las pulsiones son conceptos psicoanalíticos introducidos por Sigmund Freud para referirse a impulsos internos y energías psíquicas que motivan la conducta humana. Freud identificó dos tipos principales de pulsiones: la pulsión de vida (también conocida como Eros) y la pulsión de muerte (también conocida como Tánatos).
La pulsión de vida se relaciona con la necesidad de preservar la vida y garantizar la supervivencia, así como con la búsqueda de placer y la satisfacción de deseos. Por otro lado, la pulsión de muerte se refiere a la tendencia innata hacia la destrucción, la agresividad y la autodestrucción.
Las pulsiones son consideradas parte de la dinámica motivacional y afectiva de una persona, y su satisfacción o represión puede influir en el comportamiento, las emociones y la salud psicológica de un individuo. El psicoanálisis busca explorar y comprender estas pulsiones para ayudar a los individuos a enfrentar sus conflictos internos y alcanzar un mayor equilibrio psicológico.
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