Las procesionarias son orugas venenosas que pertenecen a diversas especies de insectos lepidópteros del género Thaumetopoea. Estas orugas son conocidas por su comportamiento gregario, formando filas o procesiones mientras se desplazan en busca de alimento.
Las procesionarias son comúnmente encontradas en regiones del sur de Europa, Asia Menor y norte de África, principalmente en zonas de pinares. Estas orugas se alimentan de hojas de pinos, lo que puede causar daños a los árboles y en ocasiones incluso defoliación completa.
Uno de los principales riesgos asociados a las procesionarias es su peligrosa defensa química. Estas orugas están cubiertas por pelos urticantes que contienen una toxina que puede provocar reacciones alérgicas graves en humanos y animales, como irritación de la piel, hinchazón, erupciones cutáneas, dificultad para respirar e incluso shock anafiláctico en casos severos.
Para controlar la presencia de procesionarias se pueden utilizar diversas medidas preventivas, como la eliminación de los nidos, la poda de árboles infectados, el uso de trampas específicas y la aplicación de tratamientos químicos. También es importante evitar el contacto directo con las orugas y sus pelos urticantes para evitar posibles reacciones alérgicas.
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