¿Qué es macrolido?

Los macrólidos son una clase de antibióticos utilizados para tratar una amplia variedad de infecciones bacterianas. Este tipo de antibiótico se llama así debido a su estructura química, que consta de un anillo lactónico de 14, 15 o 16 átomos de carbono, al que está unido un azúcar de aminoácido o alcohól.

Algunos ejemplos comunes de macrólidos incluyen la eritromicina, la azitromicina, la claritromicina y la roxitromicina. Estos antibióticos pueden tratar infecciones en los pulmones, como la bronquitis y la neumonía, así como infecciones de la piel, los ojos, los oídos y las vías urinarias. También pueden ser efectivos contra ciertas infecciones de transmisión sexual, como la clamidia y la gonorrea.

Los macrólidos funcionan inhibiendo la síntesis de proteínas bacterianas, lo que interfiere con el crecimiento y la reproducción de las bacterias. Esto ayuda al sistema inmunológico a combatir la infección y alivia los síntomas.

Estos antibióticos suelen ser bien tolerados y se pueden administrar por vía oral, intravenosa o tópica. Sin embargo, pueden tener efectos secundarios como náuseas, diarrea, malestar estomacal y reacciones alérgicas en algunas personas. También pueden interactuar con otros medicamentos, por lo que es importante informar a su médico sobre todos los medicamentos que esté tomando.

Es importante seguir las indicaciones del médico y completar todo el curso de tratamiento con macrólidos, aunque los síntomas hayan desaparecido, para garantizar la erradicación completa de la infección y evitar la resistencia bacteriana. Como con cualquier antibiótico, el uso indiscriminado o inapropiado de macrólidos puede contribuir al desarrollo de bacterias resistentes a estos medicamentos. Por lo tanto, estos antibióticos solo deben ser recetados por un médico y utilizados según lo indicado.