La hiperemia es un término médico que se refiere al aumento en el flujo sanguíneo en un área específica del cuerpo, lo que puede resultar en enrojecimiento e inflamación de la zona afectada. La hiperemia puede ser causada por una serie de factores, como lesiones, infecciones, reacciones alérgicas, ejercicio intenso, cambios de temperatura, entre otros.
La hiperemia puede ser de dos tipos: activa y pasiva. La hiperemia activa se produce cuando hay una mayor demanda de oxígeno y nutrientes en un área determinada del cuerpo, lo que conlleva a un aumento en el flujo sanguíneo para satisfacer estas necesidades. Por otro lado, la hiperemia pasiva se produce cuando hay una obstrucción en el flujo sanguíneo de retorno, lo que provoca una acumulación de sangre en el área afectada.
El tratamiento de la hiperemia depende de la causa subyacente y puede incluir reposo, aplicación de frío o calor, medicamentos antiinflamatorios, entre otros. Es importante consultar a un médico si se experimenta hiperemia de forma recurrente o si esta se acompaña de otros síntomas como dolor intenso, fiebre o dificultad para mover la zona afectada.
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