Los trematodos, también conocidos como gusanos planos o duelas, son un grupo de parásitos que pertenecen al filo de los Platyhelminthes. Son parásitos internos que infectan principalmente a vertebrados, incluyendo humanos.
La estructura corporal de los trematodos es aplanada y segmentada, similar a la de las tenias o cestodos. Sin embargo, a diferencia de los cestodos, los trematodos tienen una forma más ovalada y son muchísimo más pequeños, generalmente miden entre 0.5 y 50 mm de longitud.
El ciclo de vida de los trematodos puede ser complejo y varía según la especie. Algunos de ellos tienen una etapa larval en un huésped intermediario, como un caracol o un molusco, mientras que otros pueden infectar directamente a su huésped definitivo. Los trematodos pueden encontrarse en diversos hábitats acuáticos, como ríos, lagos y mares, así como en los tejidos de los huéspedes.
Existen miles de especies de trematodos y muchas de ellas son parásitos de importancia médica. Algunos ejemplos de trematodos que afectan a los seres humanos son el Schistosoma, que causa la esquistosomiasis, una enfermedad tropical que afecta a millones de personas en áreas endémicas de África, Asia y América Latina; el Fasciola hepatica, que causa la fasciolosis hepática, una infección del hígado; y Clonorchis sinensis y Opisthorchis viverrini, que causan la clonorquiasis y opistorquiasis respectivamente, enfermedades transmitidas por la ingesta de pescado crudo o mal cocido.
Los trematodos pueden causar una amplia variedad de síntomas en los huéspedes afectados, que pueden incluir dolor abdominal, diarrea, fiebre, ictericia, anemia y daño en órganos internos. El diagnóstico de infección por trematodos generalmente se realiza mediante la identificación de los huevos o larvas del parásito en muestras de heces, sangre u otros tejidos del paciente.
El tratamiento de las infecciones causadas por trematodos generalmente se realiza con medicamentos antiparasitarios, como el praziquantel y el triclabendazol. Sin embargo, algunas especies de trematodos pueden ser resistentes a estos medicamentos, lo que dificulta su eliminación.
La prevención de la infección por trematodos implica evitar la exposición a agua o alimentos contaminados, especialmente en áreas endémicas. También es importante evitar la ingesta de pescado crudo o mal cocido, así como mantener una adecuada higiene personal y de los alimentos.
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