El atentado que sufrió Irene Villa tuvo lugar el 17 de octubre de 1991 en Madrid. Irene Villa, que entonces tenía 12 años, y su madre, María Jesús González-Muñoz, fueron víctimas de un atentado con bomba perpetrado por la banda terrorista ETA.
La explosión, causada por una bomba lapa colocada en los bajos del coche familiar, causó a Irene la amputación de ambas piernas y la pérdida de tres dedos de una mano. Su madre también sufrió graves heridas.
Este atentado marcó profundamente la vida de Irene Villa, quien, a pesar de las adversidades, se ha convertido en un símbolo de superación y resiliencia. Después del atentado, Villa ha destacado como deportista paralímpica, psicóloga, periodista y escritora.
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