La febrícula es un término utilizado para describir una fiebre leve, generalmente por debajo de los 38 grados Celsius (100.4 grados Fahrenheit). Se considera una temperatura corporal elevada pero no lo suficientemente alta como para ser considerada fiebre.
La febrícula puede ser causada por una variedad de factores, como infecciones virales, reacciones alérgicas, estrés emocional, exposición al calor o ejercicio intenso.
En la mayoría de los casos, la febrícula no requiere tratamiento específico y generalmente desaparece por sí sola una vez que se resuelve la causa subyacente. Sin embargo, se pueden tomar medidas para ayudar a reducir la fiebre leve, como descansar, mantenerse hidratado y tomar medicamentos de venta libre como el acetaminofén o el ibuprofeno.
Si la febrícula persiste más de unos pocos días, si hay otros síntomas preocupantes o si la fiebre aumenta, es importante buscar atención médica para determinar la causa subyacente y recibir el tratamiento adecuado.
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