Los ctenóforos, también conocidos como "medusas peinetas" o "peces mendigos", son un grupo de animales marinos invertebrados que pertenecen al filo Ctenophora. Son considerados los organismos más primitivos que han desarrollado células nerviosas y tejidos definitivos.
Los ctenóforos se caracterizan por tener cuerpos gelatinosos y transparentes, con forma de campana o cilíndrica. Varios pares de filas de células ciliadas o peines, que se extienden por todo el cuerpo, les permiten moverse en el agua. Estos peines producen un efecto de iridiscencia y bioluminiscencia, lo que les otorga una apariencia hermosa y colorida.
La mayoría de los ctenóforos tienen una boca en el centro de su cuerpo, rodeada de tentáculos urticantes que utilizan para capturar presas. Sin embargo, a diferencia de las medusas, no presentan nematocistos o células urticantes peligrosas para los humanos.
Los ctenóforos son carnívoros y se alimentan principalmente de pequeños organismos planctónicos, como crustáceos y larvas de peces. Aunque son capaces de nadar y capturar presas, también pueden flotar pasivamente, siendo arrastrados por las corrientes oceánicas.
Existen alrededor de 150 especies de ctenóforos conocidos, que se distribuyen en todos los océanos del mundo, desde aguas superficiales hasta las profundidades de la fosa de las Marianas. Muchas especies son capaces de emitir luz propia, lo que les permite comunicarse, atraer presas o incluso asustar a los depredadores.
Aunque los ctenóforos son animales primitivos, tienen un sistema nervioso relativamente complejo y desarrollado. Poseen células nerviosas especializadas, llamadas neurito, que les permiten percibir y responder a estímulos externos, como la luz y los cambios en la temperatura o concentración de alimentos en el agua.
En general, los ctenóforos son animales frágiles y delicados, muy sensibles a los cambios en su entorno. Son importantes en el ecosistema marino como depredadores y como presas de otros organismos. Algunas especies de ctenóforos presentan explosiones demográficas ocasionales, conocidas como "blooms", que pueden tener impactos significativos en la cadena alimenticia y en el equilibrio del ecosistema marino.
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