Amaterasu, también conocida como Amaterasu-ōmikami, es una de las principales deidades del panteón sintoísta de Japón. Es venerada como la diosa del sol y la gobernante del cielo.
Según la mitología japonesa, Amaterasu es la descendiente de Izanagi e Izanami, los dioses creadores del mundo. Ella nació de una deidad oculta en la nariz de Izanagi después de su regreso del inframundo.
Amaterasu es considerada benevolente y es adorada como la fuente de luz y vida en la Tierra. Se le atribuye el control del ciclo diario del sol, brindando luz y calor al mundo. Además, se le atribuye el poder de dar fertilidad a los campos y cosechas, así como mantener la paz y la armonía en la sociedad.
Según la leyenda, Amaterasu estaba enojada y se había escondido en una cueva celestial llamada Ame-no-Iwato debido a los conflictos con su hermano y dios de la tormenta, Susanoo. La falta de la luz del sol causó estragos en la Tierra y los dioses intentaron convencer a Amaterasu de salir de la cueva sin éxito.
Finalmente, los dioses organizaron una fiesta y crearon un plan para atraer a Amaterasu fuera de la cueva. Utilizando un espejo celestial, danzas y música, lograron que la diosa saliera y devolviera la luz al mundo. Este evento es conocido como el mito de Ama-no-Iwato.
Amaterasu es reverenciada en numerosos santuarios y templos en todo Japón. Uno de los santuarios más importantes dedicados a ella es el Gran Santuario de Ise, considerado el principal lugar de culto sintoísta en el país.
En resumen, Amaterasu es una de las deidades más importantes en la mitología y la religión sintoísta de Japón. Es adorada como la diosa del sol y es venerada por su papel en proporcionar luz, vida y armonía al mundo.
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